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Writer's pictureSOREN DANIELA MOLANO CAJAMARCA

Análisis Jesús Abad Colorado- El Testigo.

JESÚS ABAD COLORADO

EL TESTIGO


“Hay que convertir la fotografía en un vehículo de la memoria”

Jesús Abad Colorado


El presente análisis revisa la exposición fotográfica de Jesús Abad Colorado, llamada El Testigo ubicada en el Claustro de San Agustín en Bogotá, ganadora del premio Nacional de Fotografía 2018 otorgado por el Ministerio de Cultura de Colombia. El testigo hace un recorrido histórico de las secuelas que dejo en las víctimas el conflicto armado colombiano con una recopilación de 500 fotografías tomadas desde 1992 hasta 2018. Este texto ahondará en el artista Jesús Abad Colorado, la descripción de El Testigo y su contexto buscando comprender la obra para el respectivo análisis.

Jesús Abad Colorado


Jesús Abad Colorado es un fotoperiodista y reportero gráfico colombiano nacido en Medellín en 1967, la historia de su familia fue atravesada por la violencia, es víctima de la guerra, pues sus abuelos como muchos de los campesinos liberales vivieron las secuelas del conflicto bipartidista, fueron desplazados después del asesinato de su abuelo paterno y su tío, tres meses después muere su abuela a causa de la pena moral (Ponse de León 2015); su muerte representó para Jesús Abad Colorado los alcances del dolor y el duelo que se tiene que afrontar en una sociedad bélica, injusta y violenta, donde prevalece la impunidad. Estudió en la Universidad de Antioquia y posteriormente trabajo como fotógrafo para el diario El Colombiano, fue investigador del Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación en Colombia donde apoyo la realización de dos libros: El desplazamiento forzado en Colombia y La prisión, realidades de las cárceles en Colombia, además ha colaborado en procesos sociales para la garantía de los derechos humanos. Por todo lo anterior, su trabajo ha sido en principio fotografía de guerra, pues ha tenido un acercamiento directo a los actos crueles, degradantes e inhumanos que han atravesado la historia del país, por lo que con la exposición El testigo busca documentar y visibilizar lo que ha hecho la guerra de nuestras gentes. La fotografía de Jesús Abad se ha exhibido en más de 30 exposiciones y reconocido por numerosos premios Nacionales e internacionales.


El Testigo se denomina fotografía documental y reporteria gráfica pues es una exposición que reivindica la memoria y la reflexión sobre las víctimas, ha capturado las profundas huellas de la guerra, es un registro clave para recordar los horrores que dejó más de cincuenta años de conflicto armado. De esta manera, el registro fotográfico sirve como noticia, pues la mayor parte de la población colombiana no tiene conciencia de los hechos, por lo tanto, es un recurso para evitar el olvido que denuncia a todos los actores del conflicto armado: los paramilitares, el Estado y la guerrilla. Para ello, Jesús Abad recorre el país de manera amplia y logra exponer los símbolos, el sentimiento, las historias, los miedos, el caos, la profunda tristeza y la resistencia que aún vive el país; “{…} Para mí, encaminar el periodismo por el ejercicio de la imagen es igual a escribir la historia del país, pero desde la fotografía, y así dejar un testimonio contra el olvido” Jesús Abad (citado por El Espectador, 2018) sus fotografías hablan por los muertos y las víctimas de la violencia.


La exposición también tiene como fin educar en un país de poca memoria, haciendo que el espectador se sensibilice y tenga la posibilidad de encarnar en las ausencias y en los dolores de las víctimas y de este modo dignificar el papel del pueblo en una guerra que nunca fue suya “{…} Las fotografías de cuerpos mutilados pueden usarse, a fin de vivificar la condena de la guerra y acaso puedan traer al país por una temporada, parte de su realidad a quienes no la han vivido nunca” (Sontag, 2003, p. 19). La exposición brinda la capacidad de mirarse desde los ojos de los otros, da una cercanía frente al otro que sirve para que a partir del conocimiento del conflicto se fomente la no repetición de los hechos.

La fotografía documental/Reportería gráfica


“La cámara es el ojo de la historia” (Sontag, 2003, p. 63)


El desarrollo del medio fotográfico fue creando paulatinamente condiciones técnicas básicas y aptas como: cámaras portátiles, películas más rápidas y un creciente interés por la noticia ilustrada (Ponse de León, 2015). De esta manera comenzó la consolidación de las relaciones entre la fotografía, la vida nacional y la prensa colombiana, que tuvo como consecuencia la importancia de la reportería gráfica a finales de los cuarenta en el siglo XX, fotógrafos emblemáticos como Sandy Gonzales y Leo Matiz pertenecen a la tradición fotográfica que sigue Jesús Abad Colorado, que se enfatiza en situaciones de orden social, que hasta el día de hoy constituyen patrimonio histórico de memoria colectiva.


Históricamente el registro fotográfico ha sido un recurso para tener evidencia del pasado, así mismo la fotografía documental tiene el objetivo de esclarecer la veracidad de los hechos y mostrar algunas de las facetas de la realidad, señala Susan Sontag en Ante el dolor de los demás: “{…} las fotografías objetivan: convierten un hecho o una persona en algo que puede ser poseído. Y las fotografías son un género de alquimia, en cuanto se les valora como un retrato transparente de la realidad” (Sontag, 2003, p. 94). Por tanto, las posibilidades particulares de comunicación por medio de la imagen en la fotografía merecen un análisis que repase lo relativamente objetivo de la fotografía documental.


Desde que inventaron las cámaras la fotografía ha acompañado el dolor y la muerte (Sontag, 2003) La imagen producida significaba el reflejo de lo que se representaba ante el lente, la fotografía era superior a la pintura y a la escritura en cuanto a la evocación de los hechos y el pasado, esto dio lugar al registro de las realidades más abominables, porque como nombra Sontag “{…} la guerra ha agotado las palabras” (Sontag, 2003, p. 35). Por ende, se busca que al documentar sucesos su crédito de objetividad sea inherente, sin embargo, es innegable que siempre hay un punto de vista, un sesgo de quién toma la foto “{…} siempre es la imagen que seleccionó alguien, fotografiar es encuadrar y encuadrar es excluir” (Sontag, 2003, p. 57)


La labor fotográfica debe entenderse como una práctica cultural dentro de las particularidades del fotógrafo, su ideología, contexto social y tiempo determinado, por ejemplo, en este caso, las imágenes que tienen un contenido político con el que logran nutrir la investigación del conflicto armado, reconstruyendo los sucesos a partir de la huella que dejaron, por lo que el fotógrafo no es únicamente quien registra sino el que construye el significado y los daños.


Cabe resaltar que la fotografía documental también implica un compromiso ético, en este caso el trabajo de Jesús Abad Colorado es un acto de valentía y amor hacia su pueblo, dado que es una labor que requiere responsabilidad social y empatía, ya que puso en riesgo su vida a costa de registrar lo que pasaba en tierras colombianas invadidas por el silencio y la muerte. “{…} Es que yo no estaba haciendo click con la punta del dedo, sino que cuando uno hace fotografías son pulsaciones del alma” (Colorado, Documental Hay que convertir la fotografía en un vehículo de la memoria, 2018, min 4:56).

Conflicto armado colombiano


Las imágenes de la exposición tienen un impacto visual por la fibra humana que logra herir o conmover ya que revelan un hecho complejo, doloroso y preciso. Así, para abordar la exposición El Testigo de Jesús Abad es fundamental conocer los indicios del conflicto armado en Colombia con sus respectivas bases históricas, pues la violencia es hija de la desigualdad, la pobreza, el olvido y la indiferencia que se han heredado por décadas en el país, según (Gutiérrez, 2015) existen cinco puntos para tratar los orígenes del conflicto: 1.El Frente Nacional agudizó la confrontación entre Liberales y Conservadores, desencadenando asesinatos sistemáticos, perpetuando odios, venganzas y gestando redes violentas como única forma de supervivencia; 2. La inequidad agraria promovió la segregación campesina, dado que se carecía de derechos sobre la propiedad, lo que generaba operaciones armadas de guerrillas y paramilitares que se disputaban el dominio y poder de los territorios. Además, en ausencia del Estado se dejó de tener control administrativo y se generó despojo, desplazamiento forzado, masacres y corrupción; 3. Colombia es un país excluyente con la construcción de un modelo vertical, donde los sectores más golpeados por la violencia en su mayoría son los más vulnerables, dado que la institucionalidad no garantiza los derechos; 4. El paramilitarismo toma un papel determinante al ahondar el conflicto de forma más violenta, crea dinámicas de terror en la población porque genera estrategias de control mediadas por la objetivación, durante esta hegemonía fueron frecuentes las masacres y la tortura; y, 5. El sistema político clientelista trajo consigo la falta de esperanza, conciencia e identidad frente a los ejercicios democráticos y participativos, dado que el Estado se convirtió en cómplice y patrocinador de las grandes mafias que hasta hoy continúan desdibujando el quehacer del ejercicio político.


Es así como la violencia fue posible en un entorno de fragilidad socioeconómica, especialmente por el incipiente desarrollo del país, con profundos vacíos políticos, éticos y jurídicos. En los 70’ y 80’ se generó la economía global del narcotráfico, pues la combinación de agentes legales e ilegales dieron paso al auge del conflicto, pues en efecto el comercio de la droga favoreció al gobierno, la guerrilla y los paramilitares para que así pudieran organizarse de manera eficaz para mantener el poder y la influencia en los territorios.


Por lo anterior, Colombia ha sido atravesada por sucesos macabros de muerte y dolor, pues se vive el acabose de un gobierno que solo trabaja para intereses económicos particulares y en muchos casos para multinacionales y mafias armadas, donde la gran parte de ciudadanos han sido víctimas por el fuego cruzado entre Estado, guerrilla y paramilitares. La población históricamente ha sido vulnerada porque su territorio representa riqueza y su zona debe ser controlada económica política y militarmente por uno de los tres mandos en conflicto.


Durante 1980 y 2012, que es el periodo de tiempo en el cual se enmarca la exposición de Jesús Abad Colorado, se registraron más de 1982 masacres según el Centro Nacional de Memoria Histórica con más de seis millones de desplazados y más de ochocientos mil muertos, muchas de estas víctimas a causa de las acusaciones injustas que generaron persecución y señalamiento por parte de los actores del conflicto, enmarcando el suceso como medio para la obtención de “PAZ”. Por lo que es importante nombrar que los paramilitares fueron formados para la eliminación de la guerrilla y la persecución de la izquierda en el país. Así, es visible un gobierno señalado y denunciado como uno de los más viles en cuanto a crímenes de lesa humanidad y violación sistemática de derechos humanos. Es indudable como la gestión del Estado está acompañada de masacres, falsos positivos, asesinatos selectivos, desapariciones, persecución y muerte.


De esta manera, Colombia ha mantenido la muerte y violencia por encima de los derechos de sus ciudadanos, buscando erradicar la guerra con más guerra, sin garantías para las víctimas, sumiéndolas en la indiferencia y el olvido, por tanto, no se ha podido solucionar la exclusión social ni la incoherencia en el accionar de la política. Ahora bien, la tarea de cada colombiano es la solidaridad y compromiso histórico con su pueblo, reivindicando la palabra, la lucha y la tenacidad de quienes tuvieron esperanza para transformar la injusta sociedad para garantizar la reparación y no repetición del pasado.

El Testigo


El testigo en principio es la reconstrucción de un pasado violento que privilegia la voz de las víctimas, la voz de aquellos que han sido silenciados por la televisión nacional, los periódicos y el Estado, en el periodismo la voz de aquellos que se han reducido a meras cifras de gobierno. Como señala Jesús Abad en el documental Hay que convertir la fotografía en un vehículo de la memoria:


{…} Luego de la ley de justicia y paz fue que los periodistas salimos a caminar para escuchar las historias, pero siempre le pusimos fue el micrófono a los gobernadores, a los alcaldes, a los presidentes, a los ministros, a los generales, a los comandantes. Y ese ejercicio de ponerle el micrófono a la gente se nos había olvidado, entonces yo desde que empecé a contar las historias sobre todo con los nombres de las víctimas. (Colorado, Documental Hay que convertir la fotografía en un vehículo de la memoria, 2018, min 5:40)


Los sucesos y los traumas que han tenido que afrontar las personas que han sido derrumbadas por la guerra demoran muchos años en ser sanados, estos eventos que vulneran la vida el cuerpo y la dignidad de la gente siendo indicio fundamental para escuchar la voz de quienes han sufrido el conflicto, puesto que en Colombia, muchos casos continúan en la impunidad y debe ser motivo para la indignación de todos los ciudadanos, porque los campesinos, mujeres, indígenas, obreros, entre otros no fueron solamente marginalizados, sino que además hubo silencio y complicidad de los organismos del Estado. Es por ello que en Colombia se termina banalizando y naturalizando la violencia.


En este orden de ideas, al concebir la fotografía como un medio para contar historias, también permite dignificar a las víctimas al visibilizar los hechos y denunciar las masacres como en El Salado, en San José de Apartadó, en El Placer, en Toribio, en Medellín y entre tantas otras de las cuatro mil doscientas diez masacres. Por lo tanto, el fotógrafo se debe sentir comprometido ética y moralmente con las personas y con la sociedad en la que se encuentran. Se debe partir por la desobjetivación del otro, humanizándolo con el reconocimiento al tratar de comprender la tragedia humana que los atraviesa, como añade Jesús Abad Colorado:


{…} No llego a un lugar apretando el obturador como un loco. Me gusta conversar con la gente y verlos a sus ojos, para que vean los míos. Es respeto. Darles nombre es devolverles un poco la dignidad y no puedo ser inferior a su memoria y la de los ausentes. Jesús Abad (citado por El Espectador, 2018)


Ahora bien, más allá de lo que se evidencia en la curaduría de la exposición, es importante plantearse una serie de preguntas como: ¿Cuál es el objetivo de estas fotos? ¿fomentar la indignación? ¿hacer sentir repugnancia o tristeza? ¿apreciar los horrores de la guerra? ¿las imágenes nos instruyen o destruyen? ¿se trata de confirmar algo que ya sabemos? ¿es realmente un vehículo de la memoria? ¿la exposición da esperanza o resentimiento?


La relación con el dolor que presenta en El Testigo, es notable y enfática, repasa la posición del fotógrafo frente al dolor del otro en la forma en la que se significa el sufrimiento para que quede materializado en una imagen: “{…} Las fotografías de atrocidad pueden producir reacciones opuestas. Un llamado de paz. Un grito de venganza {…} dada la probabilidad estos fotos pueden producir llanto, piedad y repugnancia {…} es un conjunto destinado a horripilar y desmoralizar” (Sontag, 2003, p. 21-24) En este sentido, la fotografía tiene el peligro en caer en la revictimización de los sujetos dado que de por sí, el termino víctima homogeniza e invisibiliza, además por medio de las imágenes se afirma su papel de vulnerabilidad social, revive en sucesos altamente dolorosos y exhibe escenas de sufrimiento de la población “{…} las fotografías de sufrimiento y martirio de un pueblo no son más que recordatorios de la muerte, el fracaso y la persecución” (Sontag, 2003, p. 101).


De este modo, la fotografía de Jesús Abad puede caer en el umbral de la pornomiseria, es decir el abuso a las situaciones de violencia y marginalidad para causar la atención de un público, esta situación postula al fotógrafo en una posición distante donde cosifica a la gente como medio para exponer el conflicto armado como señala Susan Sontag: “{…} Son múltiples los usos para las incontables oportunidades que depara la vida moderna de mirar- con distancia, por el medio de la fotografía-, el dolor de otras personas” (Suntag, 2003. p. 21) la guerra se convierte en imágenes que muestran el espectáculo de la muerte y el sufrimiento de los otros, el amarillismo es el motor de las noticias y el interés de la gente:


{…} Ser espectador de calamidades que tienen lugar en otro país es una experiencia intrínseca de la modernidad, la ofrenda acumulativa de más de siglo y medio de actividad de estos turistas especializados y profesionales llamados periodistas {…} a los que cada noticia responde con indignación compasión excitación o aprobación, mientas que cada miseria se exhibe a la vista {…} la apetencia de imágenes que muestren cuerpos dolientes es casi tan viva como el deseo de imágenes que muestren cuerpos desnudos (Sontag, 2003, p. 27-55)


La fotografía puede cuestionar y denunciar los acontecimientos valiéndose de lo estético o lo metafórico de la imagen para mostrar la realidad del dolor y haciendo que genere fuerte impacto en los espectadores. La conmoción se convierte en la principal fuente de valor y estimulo de consumo, como nombra André Bretón: “la belleza será convulsiva o no será” (citado por Sontag, 2003, p. 32) por tanto, los desastres de la guerra se vuelven la única estrategia para sacudir, indignar, reflexionar y herir al espectador “{…} colmad vuestros ojos de este horror es lo único que puede detenerlos” (Sontag, 2003, p. 25) La imagen fotográfica puede percibirse como un medio simbólico pues permite demostrar lo inarrable, la realidad que se escapa de los ojos de la sociedad.


Las formas de divulgación de la fotografía a través de las imágenes posibilitan que la información sea accesible a todo tipo de públicos y de este modo sean masivas con un lenguaje visual universal:

{…} Sobre todo, por la forma en la que se registran las cámaras, resplandecen lo comparten a muchas personas y desaparece de la vista. Al contrario de la crónica escrita la cual según la complejidad de la reflexión de las referencias y el vocabulario se ajusta a un conjunto más amplio o reducido de lectores, una fotografía solo tiene un lenguaje y está destinada a todos {…} las imágenes llaman la atención, sobresaltan sorprenden. (Sontag, 2003, p. 30)


No obstante, el fotografiar experiencias de vulnerabilidad o sufrimiento tiene claramente implicaciones éticas, políticas, psicológicas y sociales para el fotógrafo, el fotografiado y el público observador de la imagen y puede ser la alternativa más inmediata para despertar sensibilidad y acabar con la indiferencia del espectador: “{…} Se debe trabajar con humanidad. {…} Tengo que hacer esto. Piensen en las imágenes de Vietnam o en los campos de concentración nazis con las cámaras de gas y los miles de muertos. Sin estos testimonios no se conocerían los hechos y alguien igual los negaría” (El Testigo, 2019, Colorado).


Fotógrafos como Jesús Abad apelan a la cercanía del otro, y El Testigo brinda vinculación más reflexiva con el contenido, donde la gente además se ser víctima es sobreviviente busca recuperar su ciudadanía como un acto de rebeldía y supervivencia “Vi dolor y luego volví a ver la vida” (Colorado, 2019, min 8:00). Este fotógrafo le atribuye valor a la memoria, pues recordar es una cuestión ética por sí misma “{…} las imágenes son una invitación a reflexionar, a aprender y a racionalizar sobre el sufrimiento de los otros” (Sontag, 2003, p. 136) recordar es un acto de resistencia en que se debe denunciar la violencia y atesorar la tenacidad de aquellos que la han vivido.


Jesús Abad Colorado no es un fotoperiodista o reportero gráfico de guerra que se distancia de la población, sino un sujeto que trabaja horizontalmente con las personas, se involucra en los escenarios del conflicto, exponiéndose de manera voluntaria y en otras ocasiones también como víctima siendo testigo de las tragedias que la guerra ha dejado al país. Lo que demuestra un ejercicio de compromiso con el fin de lograr recolectar evidencias y que con sus capturas tenga la oportunidad de reconocer los simbolismos y encarnar las secuelas del conflicto a partir el dolor de nuestras gentes.


Por consiguiente, la fotografía es mecanismo de habitar ausencias, es Le Penseur: pensar y reflexionar al otro desde su historia, pensarlo desde su piel y así sirva como medio para transformar la existencia, sea el método que posibilite resiliencia y esperanza o lleve a la resignación. Es pertinente analizar el cuerpo en la imagen como territorio de memoria dado que está bastante presente en El Testigo, por ejemplo: “Pedí una autorización para tomar una fotografía a sus pies y sus manos. Me preguntó el por qué, y le respondí, ellos también tienen memoria” (El Testigo, 2019, Colorado) Así el cuerpo es un todo para comprender al sujeto como un artefacto histórico para ser habitado, es una construcción del mundo donde son evidentes las cicatrices que ha dejado el tiempo y su historia:


{…} Cuando ves la foto, la piel de la campesina se parece al territorio de Peque, las manos de esta mujer son duras como es el campo colombiano. En su cuerpo hay cultivos y hay esperanza. Hoy seguramente esa niña será una jovencita y probablemente, como suele ocurrir en el campo, ya tendrá hijos. ¿Se repetirá entonces la misma historia? Jesús Abad (citado por El Espectador, 2018)

Por otro lado, el autor indaga en la atmosfera en el color y plantea que la implementación de la fotografía en blanco y negro aporta al carácter tradicional de la fotografía documental “{…} Creo que es más respetuoso. El color agrede en situaciones de violencia. El blanco y negro le da más carácter de documento, de duelo” Jesús Abad (citado por El Espectador, 2018) y simultáneamente la descripción narrativa en la exposición es una estrategia que permite significar de manera directa el contenido de cada una de las fotografías tienen como objetivo: 1. Explicar las experiencias de dolor ajeno; 2. Tomar una postura ética y política frente al escenario fotografiado; 3. Establecer un vínculo con las personas que son fotografiadas; 4. Construir una identidad del porqué de su captura; y, 5. Esclarecer los hechos.


La fotografía de El Testigo tiene un dialogo recurrente de la fotografía artística con la reportería gráfica, es decir las imágenes fluctúan entre lo personal del arte y lo objetivo testimonial de capturar un suceso, estos dos elementos son presentes en toda la exposición. Como el ejemplo que nombra Ponse de Leon:


La fotografía de un hombre afrodescendiente de espaldas a la cámara que viaja en una lancha por un río. La lancha no se ve, pero se adivina. El hombre sostiene una bandera blanca que se eleva como una nube, ligera y voluminosa, en contraste con su piel morena y la gravedad de la composición. La simetría y los juegos tonales dotan la imagen de sobriedad visual. Aun sin contexto narrativo hay una expectación implícita que incita a imaginar la naturaleza del viaje. (Ponse de León, 2019, p.38)

La exposición explora diferentes tipos de fotografía como: uno, paisajes invadidos por la violencia, la transformación en las montañas colombianas donde los espacios naturales se cargan de ecos metafóricos e historia, señalando cómo ocupan la tierra las diferentes tensiones ente los actores del conflicto; dos, paisaje de escenarios de infraestructura escolar, eclesiástica o doméstica, arrasados por la destrucción y la ruina, que logran transmitir una significación subjetiva de lo que dejó los diferentes enfrentamientos militares; tres, retratos de rostros ausentes, vacíos, fríos, tristes, distantes e incluso alegres ante la perversidad de un acontecimiento del conflicto armado; y, cuatro, lo predominante de los símbolos de fe o símbolos religiosos en las imágenes, por ejemplo un crucifijo destrozado en medio de los escombros en medio de la iglesia de Bellavista, resultado de la masacre de Bojayá o los rosarios que llevan en el pecho y en sus armas los combatientes.(Ponse de León, 2015) estas fotos parecen indicar la prevalencia de la esperanza y el temor de las personas ante un Dios ausente que postula la tragedia humana lejana de lo divino “Aquí todos los actores armados utilizan los mismos símbolos” Colorado (citado por Ponse de León, 2015). Por tanto, las fotografías de Colorado pueden disponer de distintos usos sociales en tribunales de justicia y verdad, en informes investigativos, en libros, en prensa, en exposiciones o en medicina forense, pues evidencian el rastro de la guerra en Colombia desde el territorio y la población.


Finalmente, es preciso resaltar el espacio fúnebre que denota la explosión en el Claustro de San Agustín, donde las personas recorren el lugar en total silencio, algunas lloran, observan desde la ventana la casa presidencial y ocasionalmente se escucha la banda militar, haciendo que la experiencia cobre un tono sínico o mortuorio. El Testigo podría ser en efecto, el escenario perfecto para velar, recordar y sufrir aquellos que nunca fueron encontrados, aquellos invisibilizados a meras cifras de gobierno, aquellos sin rostro, aquellos familiares que nunca fueron enterrados.


No podremos imaginar nunca lo que es vivir la guerra y cómo la muerte se ha vuelto un asunto cotidiano en los campos colombianos, sin embargo, la fotografía es la posibilidad de asesinar a cronos y perpetuar eventos, acercarnos a ese sufrimiento, recordarlo y en acción colectiva hacer que los acontecimientos no vuelvan a repetirse. El dolor y las imágenes viscerales, son quizá una de las pocas alternativas para que los ciudadanos se conmuevan y se logre instruir por lo tanto concienciar a las personas, concebir un aprendizaje transformativo que perpetúe la historia en cada generación, desarrollando un ejercicio que corrobore a la no impunidad de los actores del conflicto y a un pueblo que reconozca lo desgarradora que ha sido su historia, por lo tanto, tenga el deber de cambiarla.


En conclusión, Jesús Abad Colorado es un fotorreportero que denota una mirada endógena, es decir, se adentra y es parte del dolor de los otros, dado que con la cámara se sitúa en el mismo escenario de quienes retrata, de esta manera crea una narrativa a partir de su experiencia, la experiencia de las víctimas, la empatía y la resiliencia “las fotografías trazan las rutas de referencia y sirven de tótem para las causas: es más probable que los sentimientos de cristalicen ante una fotografía” (Sontag, 2003, p. 99). Por otro lado, la exposición El Testigo recorre las huellas de los episodios de violencia más atroces del conflicto armado contemporáneo de Colombia, puesto que hace una rigurosa reconstrucción de las secuelas de los hechos y pone en evidencia las consecuencias funestas de la estigmatización de la población civil atrapada en la lucha de los actores armados por el control de territorios. Aunque es innegable cómo la exposición alimenta, como nombra Sontag, la sociedad del espectáculo, este informe es a su vez una invitación a la sociedad a ver desde el corazón, a reconocer y reconocerse en lo sucedido, a solidarizarse y movilizarse por las demandas de verdad, justicia y reparación de las víctimas de esta masacre innegable, dado que las fotografías de estos hechos revelan la realidad de los verdaderos testigos de la guerra, quienes la vivieron, Jesús Abad Colorado es el conductor que determina el siguiente testigo, el espectador. Pues estamos encadenados a sucesos cada vez más dolorosos y simultáneamente a un país sin memoria, olvidando a sus muertos, su historia y sus raíces.


Que florezca la memoria, que florezca la justicia.



REFERENCIAS


Fuente primaria:

Jesús Abad Colorado (2019) Exposición El Testigo. Claustro de San Agustín: Bogotá-Colombia.


Fuentes de contextualización:

· Centro Nacional de Memoria Histórica CNMH (2013) ¡BASTA YA! Colombia: Memorias de guerra y dignidad. Imprenta Nacional: Bogotá-Colombia.

· Colorado, Jesús Abad (2019) Documental Caín y Abel. Caracol televisión: Bogotá-Colombia.

· El Espectador (22 abr. 2018) Documental Jesús Abad Colorado: "Hay que convertir la fotografía en un vehículo de la memoria” Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?time_continue=373&v=rkzzp0Vkp24

· Gutiérrez Sanín Francisco (2015). ¿Una historia simple? En Contribución al enfrentamiento del conflicto armado en Colombia. Desde abajo: Bogotá-Colombia

· Moreno Leyva Óscar Hembert (2018) Jesús Abad Colorado: testigo de la memoria. El Espectador. Recuperado de: https://colombia2020.elespectador.com/pais/jesus-abad-colorado-testigo-de-la-memoria

· Sontag Susan (2003) Ante el dolor de los demás. Alfaguara, S.A: Bogotá-Colombia

· Ponse de León Carolina (2015) Jesús Abad Colorado: Mirar de la vida profunda. Planeta colombina S.A: Bogotá-Colombia.

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