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RESISTENCIAS, CULTIVO Y VIDA

La Granja Escuela agroecológica Mutualitas y Mutualitos es considerada como territorio urbano de resistencia agrícola, cultivo y juntanza. Este espacio cuenta con 1800 metros cuadrados y se ubica en el barrio La Perseverancia, en la ciudad de Bogotá. Fue fundado por la señora Rosa Poveda, que es una mujer campesina de origen boyacense que lleva varias décadas practicando lo que se conoce como “Agricultura Urbana” . Esta es una forma de emancipación social partiendo del cuidado de la vida.

“Yo soy campesina, así que no hay una iniciación de proceso, eso ya viene en la sangre el trabajo de la tierra y el cuidado de las semillas.” Rosa Poveda.

La Granja Escuela se convirtió en un lugar de encuentro y trabajo comunitario. El lote en el que se ubica fue un basurero durante cuarenta años y Doña Rosa lo convirtió, con la ayuda de diferentes personas en trabajo colectivo, en una granja con aromáticas, frutas, legumbres, ornamentales, aves y otros animales pequeños. Este espacio tiene prácticas de ecología política en contra del uso de agrotóxicos, pesticidas y semillas transgénicas y abogando por el aprovechamiento, el compostaje, la producción orgánica y la siembra de especies nativas. Adicional a esto, siempre está abierto, se invita permanentemente a la participación y enseñanza quiere, en palabras de Doña Rosa: “{...} todo lo que les sirve a los chicos para la vida”

Este caso, ejemplifica la relación que se puede tener con el territorio y con la tierra pensando desde la urbe: la capital; además de los procesos de resistencia que se dan en la búsqueda constante de soberanía, autonomía y seguridad alimentaria. Estos conceptos los señala Doña Rosa y muchxs que como ella defienden la vida ante el sistema imperante del capital.

Rosa Poveda vislumbra el compromiso histórico frente al cuidado de la vida, la seguridad y la soberanía alimentaria a través de la cosecha, la resignificación de los materiales, los desechos y la basura, partiendo desde la consigna de que todo se transforma y se le puede otorgar un nuevo uso. De este modo, ella gesta alternativas para no contaminar el medio ambiente aportando a la protección ambiental y evidenciando que los residuos humanos abren posibilidades para ser re-pensados, re-construidos y re-constituidos.

Parte por pensar lo biodegradable, lo resiclable, la importancia del cultivo y el compostaje. La casa de Rosa, es construida en alianza con 40 familias que transforman los desechos para crear nuevos objetos y cultivan lo que comen, dado que como afirma Doña Rosa: “{...} lo que necesitamos no es plata, es tranquilidad” siendo este un principio elemental del buen vivir “sumak kawsay” como gestión, diseño y política de vida.

El caso de Doña Rosa lleva a preguntarse: ¿cuáles son los presupuestos discursivos que históricamente han hecho posible el diseño y práctica de patrones de vida en el sistema predominante? ¿Cuáles han sido los presupuestos “incuestionables” que han sido acuñados de acuerdo a paradigmas modernoeuropeos? La modernidad desde la colonialización y ahora con la colonialidad y globalización atravesó las formas de ver el mundo ligadas al capitalismo: lo efímero, el daño y el consumo caníbal. El capitalismo depredador pone en riesgo la vida misma, la domina y somete entorno a la dominación y circulación del mercado: oferta y demanda. Este modelo por tradición occidental es excluyente y violento, por el contrario el “sumak kawsay” que se hace visible en las prácticas de resistencia y cuidado de la señora Rosa, es otra manera de concebir y ordenar la vida, de lo humano y no humano.

Por otra parte, aunque La Granja Escuela se ubica en la ciudad la cercanía que se tiene con la tierra sigue siendo asociada al vivir en el campo, pues la manera en la que se ha configurado al campesino es la misma en la que se ha configurado la tierra: “{...} al ver que no me podía devolver al campo, me traje el campo a la ciudad” Doña Rosa.

¿Cómo se puede entender la relación con la tierra en un entorno urbano? ¿Cómo se significa el cuidado de la tierra? ¿Qué relaciones se establecen entre el sujeto y la tierra? ¿la tierra se llena de significado mediante su uso? Estas preguntas son fundamentales, puesto que ayudan a direccionar la tierra como una construcción histórica, que se produce con sistemas culturales que le dan sentido, la tierra es un ensamble en el que se relacionan materialidades, tecnologías y discursos que le dan sentido al valor y uso; todos los anteriores dependen de un tiempo y un contexto determinado.

La tierra es subjetiva y relativa mediante sus usos y significaciones, dicho en otras palabras, no es lo mismo para distintos actores haciendo referencia a los dispositivos de inscripción usados por estos; además se restringe para ser productiva y brindar hogar, alimento, protección, entre otros. Como es evidente en el caso de Doña Rosa quien parte desde un principio de reciprocidad con la tierra, el cuidado de su entorno garantiza su autocuidano. Aquí se reconoce la tierra y lo humano como agentes mutuamente transformativos, que en su relación se corresponden desde el cuidado, el amor y la ayuda. La tierra opera como mecanismo para la reproducción de la vida, por ende debe ser resguardada. Lo anterior, contraría la relación de propiedad capitalista y caníbal con la tierra, pues La Granja Escuela se fundamenta en la construcción colectiva y comunitaria, además de no reproducir el fetichismo mercantil, utilitario y de residuos que promueve políticas de la muerte.

El hogar como hoguera y centro de alimento que mantiene la vida hace posible nuevos horizontes utópicos basados en la reciprocidad, la igualdad, el cuidado y la heterogeneidad para garantizar la dignidad y calidad en la vida. Doña Rosa es un ejemplo de resistencia frente al sistema imperante capitalista, pues, hay que tener claro que las relaciones de propiedad y ganancia sobre la tierra no son naturales, sino construidas.

En ese orden de ideas, podemos ver que la forma de entender la tierra para Doña Rosa es aprendida por muchxs y funciona como micropolítica para el aprendizaje, restitución del tejido comunitario y apropiación de la tierra. En un barrio como La Perseverancia estos procesos de cohesión social son fundamentales para generar capital semilla en las personas capaces de consolidar una revolución cultural en la que se pueda concebir la tierra de manera distinta. Nos invita a pensar en las implicaciones de lo material en la agricultura urbana y en la Granja Escuela Mutualitas y Mutualitos como maneras de agujerear y desarticular una estructura capitalista, agresora, violenta y necrofílica.

En la Granja Escuela Agroecológica es casa de todxs y para todxs.

"Aquí quién quiera puede adoptar animales. Pero eso si para llevárselo tiene que ponerle un nombre"   Doña Rosa.

En la Granja Escuela Agroecológica se utilizan el excremento humano, en un baño seco, como fertilizante evitando así la contaminación del agua.

“Yo no entiendo, los universitarios que tanto estudian; pero nadie sabe que hacer con su mierda, solo yo” Doña Rosa.
 

Pacas Doña Rosa.

Mujeres como Doña Rosa, se han encargado de la reproducción, producción y cuidado de la vida en tiempos de necropolítica. Las pacas que salen en la imagen son cultivos construidos sobre residuos orgánicos, estas se arman en bloque y son recubiertas con pasto que opera como base para la tierra que fertiliza las semillas. De esta forma, se reduce la basura que deja el ser humano. Hay que comprender estos procesos basados en el cuidado que la tierra como formas de resistir incluso desde nuestras propias márgenes. Entendiendo la estructura en la cuál habitamos para poder re-pensar nuestras maneras de existir en el mundo desde la tierra, replantear para generar espacios de fuga que promuevan la juntanza, los lazos de empatía y solidaridad, el cultivo y la vida misma.

Agricultura Urbana.

Doña Rosa, manos que resisten.

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